Por cuánto mirarte a veces ,
o todas , en sólo verte ,
los otros cuatro sentidos
de celos se vuelven ciegos ,
y piden el imposible
de a curar también ellos
aunque sin ojos ser vista .
O al menos de algún símil
recibir en cierto modo
la sensación a tu imagen
que , el gusto auto interpreta
de una ambrosía sublime ,
lo cual a instante asiente
el olfato por cercanía
a en cierta consonante
en papilas gustativas .
Y de sí , además aserta
el olfato por cercanía ,
percibirte a un perfume
de el más sutil alto grado
embriagador deleite
lo pone a imaginarlo ,
el olor en arrebato .
El tacto por lejanìa
agudiza en cada poro
y en la dermis te presiente
a un celestial suave ,
por a flor de piel tánto
en idealista locura
delirar a presunciones .
Y el oído , por ambicioso
con el tesoro de tu voz
no se conforma de el todo .
Aunque preciosa delicia
tu voz llegándolo al órgano
que , mucho lo valoriza .
Y entretanto ante el absurdo
de los cuatro en familia ,
por el realismo puesto
en pretensión estrambótica
de a curar también ellos
aunque sin ojos ser vista ,
de los cuatro , uno a uno ,
tiene envidia la vista .
Ruiz Alcántara